En su libro «Managing Humans» (más info aquí), Michael Lopp hace un agradecimiento un tanto curioso: le agracede a Steve Jobs por no haberlo despedido cuando tuvo la oportunidad y (supongo que) causa para hacerlo. Cuando lo leí me sentí bastante identificado. Si algún día escribo un libro (y esto es más una amenza que una aspiración), mi lista de agradecimientos por no haberme despedido será bastante más larga que la del señor Lopp, aunque no tenga nombres tan conocidos.

El libro, además de por esa dedicatoria a Steve Jobs, me gusta por cómo cuenta (con bastante gracia) las lecciones aprendidas durante su carrera como engineering manager en Borland, Apple, Palantir o Pinterest (actualmente es VP en Slack, casi nada). Una de esas lecciones trata de cómo mantener el equilibrio entre los Estables y los Volátiles.
Minutos musicales
Para acompañar la lectura, os comparto otro de mis grupos favoritos de los últimos meses: LOVEBITES. Desde Japón vienen estas 5 JEFAZAS con ganas de hacer el mejor metal (no ganaron el premio de banda revelación del Metal Hammer Golden God Award por casualidad). Puro y duro trash-power-metal. Yo, que me crié con Iron Maiden, Megadeth, Pantera, Metallica o Judas Priest, me siento como en casa con cada uno de sus temas. Así que os dejo su «Set the world on fire» como presentación:
Estables vs. Volátiles
Comenta Lopp que un Estable está contento cuando trabaja con una dirección y un plan. Le gusta tener previsión y una agenda bien definida. Trabaja a gusto con otros, ya que valora la eficiencia de los equipos bien organizados. Analizan con cuidado para mitigar el fallo, por muy improbable que sea. Además, un Estable tiende a generar procesos, ya que con la repetición son capaces de medir y crear predictibilidad.
Mientras que un Volátil es quien tiene especial interés y motivación por crear cosas nuevas, dejando un rastro de disrupción a su paso. No hacen cosas especialmente bonitas ni estables, pero hacen muchas y otros pueden apoyarse en ellas para terminarlas. Sienten cierto reparo hacia la autoridad, prefieren vivir en cierta anarquía. Trabajar con muchas personas para un Volátil es una tarea que consume mucha energía, así que prefiere estar en un pequeños grupos, que sean autónomos. Y ya os podéis imaginar que prefieren definir estrategias antes que seguirlas.
Eso hace que un Estable vea a un Volátil así:

Y un Volátil cree que un Estable es algo así:

¿Y qué pasa cuando mezclas Estables y Volátiles? Que saltan chispas. Y esto hace que los unos no puedan existir sin los otros.
El Volátil genera innovación. Se atreve con retos complicados sin pensarlo mucho. Disfruta del riesgo y no concibe el fracaso. Hace avanzar a los demás.
El Estable por su lado pone orden, estabiliza y hace crecer las cosas que se crean. Mantiene todo en su sitio y se adelanta a los problemas. Hace la vida de todos más fácil.
Dice Lopp en su libro que la labor de un (buen) engineering manager es mantener las dos facciones en equilibrio, sin que salte todo por los aires. En un punto de tensión en los que cada grupo gane algunas batallas pero ninguno pierda muchas. Así se consigue avanzar y mantener lo avanzado.
Suena fácil, pero no lo es
Si el mundo (profesional) se dividiese sólo en esas dos facciones, sería todo bastante fácil. Con buscar el punto exacto en esa dicotomía entre Estables y Volátiles, lo tendríamos todo hecho. Pero las cosas no son tan fáciles. Están llenas de matices. Porque las personas estamos llenas de matices.
Durante mucho tiempo en mi carrera profesional fui bastante Volátil. Y le fui añadiendo matices. Gran parte de mi motivación pasó no sólo a crear para mí, si no a intentar cambiar las cosas que consideraba que no estaban bien, ya sea en el código, en los proyectos o en la organización.
Supongo que estas cosas van con el caracter de cada uno y aunque pueden cambiar con el tiempo, hay una línea más o menos clara. De mi breve pasado rolero aún recuerdo los alineamientos que elegías cuando creabas un personaje: Leal Bueno, Leal Neutral, Leal Malo, Neutral Bueno, Neutral Malo, Caótico Neutral, … Y de esos, me identifico mucho con el Caótico Bueno:
Un carácter caótico bueno hace lo necesario para lograr un cambio a mejor, desdeña las organizaciones burocráticas que se interponen en el camino de la mejora social y otorga un alto valor a la libertad personal, no solo para uno mismo, sino también para los demás. Los personajes caóticos buenos generalmente tienen la intención de hacer lo correcto, pero sus métodos generalmente están desorganizados y, a menudo, no están sincronizados con el resto de la sociedad.
Wikipedia
Qué bien suena así escrito. Son principios nobles y aunque a veces no sabes cómo, intentas cambiar el statu quo de las cosas. Y eso hace que te lleves más de uno y más de dos chascos por intentarlo. Porque, no os voy a engañar, plantear cambios suele acabar en conflictos más o menos visibles o directos, sobre todo con los que mantienen o les interesa mantener ese statu quo.
Voy a dejaros un par de reflexiones para terminar:
- Cambiar cosas en una organización es MUY difícil. Escibiré sobre eso y un poco sobre la doctora Satir y la ley de Larman… otro día.
- También escribiré sobre quemarse intentando esos cambios. Y cómo tuve que pedir ayuda para salir de un burnout muy bestia.
- Creo que no me llegaron a despedir de algún sitio por ser útil/rentable. Es importante conocer tu valor en una empresa y decidir si eso también es valioso para ti. (Spoiler: a veces no lo es tanto).
- Y tal vez escriba sobre cómo entender qué cosas motivan a otros. Porque no, no es tan fácil como decidir si alguien es Volátil o Estable.